miércoles, 2 de diciembre de 2015

La importancia de los grupos de apoyo

Las madres estamos hechas de otra pasta, o eso se dice, una pasta de 50% amor y 50% paciencia. Pero no, no es así, también tenemos nuestro límite. El mío lo sobrepasé hace un mes, y espero no volver a vivirlo.

Mi cachorro tenía 2 meses y medio, y seguíamos peleando por la lactancia materna exclusiva, por aquello de que como tenía poca ganancia, en el pediatra, que nos veían cada 6 días, nos decían que estábamos en el límite. Así que como una loca, desde que tenía una semana de vida, yo me pasaba el día con el sacaleches en un pecho y al bebé en el otro. Durante hora y media, cada 3 horas como mucho. (No se puede decir que no fuese constante!!).

Me dolía el pecho, muchísimo, usaba el sacaleches eléctrico, el manual, me lo sacaba yo con mis propias manos (estimulas y drenas mejor) y me emocionaba cuando conseguía sacar "mucho" y me desesperaba cuando sacaba "poco".

Agotador. Poco a poco vas haciendo una bola, cada vez el cansancio es mayor, los quehaceres se acumulan y lo peor, las presiones sociales son cada vez más constantes, así que por muy tozuda que sea una, llega un punto en el que explotas.

Por motivos laborales de mi pareja, esa semana me encontraba sola prácticamente unas 23 horas y media. Y esa media hora que podía tener, la usaba en darme una ducha corriendo, y hacer todo lo que pudiese aprovechando que disponía de 2 manos y no una como el resto del día, y si aún me quedaba algún minuto libre de esos 30, pues me sentaba con el sacaleches!

Después del tercer o cuarto día consecutivo así, cerca de las cinco de la tarde, aún sin desayunar incluso, con el cachorro berreándome en la oreja, yo intentando que se enganchase al pecho sin éxito rompí a llorar, y no paré durante casi toda la tarde.

La desesperación era mayor cuando veía que en el sacaleches no caía ni una sola gota. Como llevaba semanas congelando leche, durante esa noche utilicé 3, pero ni con esas era capaz de que el terremoto se calmase hasta bien entrada la madrugada, cuando ya por cansancio caímos los dos.

El día siguiente comenzó con un nuevo grito en mi oreja, no habían pasado ni 5 horas. Y me negué. No pensaba volver a tener un día como el de ayer, no quería resignarme a llorar ni a ver llorar a mi bebé durante horas, ni perder las paciencia de nuevo.

Recordé que justo los jueves, en mi centro de salud, había un taller de lactancia, al que había ido cuando Cachorrito tenía 2 semanas. Y me empeñé en ir, aunque tenía mis dudas de si iba a tener que volverme a casa cuando no dejase de llorar el peque. ¿Y qué pasó? Que en cuanto cerré la puerta de casa, el gordote cerró la boquita y se durmió casi 3 horas.

Claro, llegas al grupo, y piensas "Ahora cómo digo yo que éste no duerme y que yo estoy desesperada, cuando ahora mismo podría haber un tornado y ni se inmutaría". Pero afortunadamente, en estos espacios no tienes que explicar nada. Te entienden.

Y es que, cuando hablas con otras amigas, vecinas o parientes que son madres, puedes llegar a sentirte incomprendida, un bicho raro. Algunas pueden decirte que "Eso no es nada, lo mio era mucho peor", otras pueden tacharte de exagerada y hay quien no te dicen nada porque ya ni se acuerdan, y es que al final todas estas cosas se olvidan (Si se puede olvidar el dolor del parto, ¿Cómo no vamos a olvidar estas cosas!?)

El caso, es que, aunque de primeras habrá a quien le suene raro, el reunirte con padres tan recientes como tú, contar tus experiencias, preguntar dudas o responder a las que alguien tenga, ayuda. No te sientes tan rara cuando explicas que hay días que te das cuenta a las seis de la tarde de que no has comido, o te desahogas contando todas las presiones externas que tienes.

Yo lo recomiendo totalmente, sobretodo en casos como en el mío, donde no tengo a ninguna mami reciente entre mis familiares o amigas.

El día después de aquel taller, acudí a uno que hace otra organización por mi zona una vez al mes. La semana pasada fui de nuevo, y esta vez sin problemas, contenta, con mi lactancia establecida, sin dudas, con ganas de ver cómo habían evolucionado éstos bebes en éste tiempo. La verdad es que repetimos sólo 2 personas de las que habíamos acudido a la anterior reunión, pero hubo muchísimas caras nuevas, padres con bebés de apenas 15 días y otros de un mes. Con sus dudas, con su cansancio y sus ganas de desahogo. Madres que decían "Hace días que no duerme nada, y ahora lleva 2 horas que no hay quien la despierte aquí".

Y casi casi piensas "Ufff! Menos mal que a mí no me ha pasado eso" Pero sólo casi.

1 comentario:

  1. Gracias me encanta!!!!!
    Mi niña tiene 2 Alois y medio y el primer año fue tan duro! Y hoy somos tan felices q no me acuerdo de nada de lo duro q fue!
    Gracias mamá Grinch.
    Cómo me hubiese gustado encontrar este blog antes!

    Martha

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