" A ti que te sobra
el tiempo.."
Llevo tiempo escuchando esta maldita frase, y ésta semana ya he estallado
varias veces por ella. Y como de alguna manera tenía que romper el hielo
después del parón post-operación quirúrgica de este verano, pues no me parece
mala idea hacerlo como en los viejos tiempos: Despotricando.
No sé exactamente qué es lo que piensa una persona cuando nos dice esta
frase, espero que lo haga desde la más absoluta ignorancia y no se trate de una
falta de empatía, pero de verdad, si alguna vez a alguien se le ocurre decirle
eso a una madre, que piense antes y haga una lista mental de todas las cosas
que hacemos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos (si es que lo
hacemos!!).
Si una madre no trabaja, “tiene tiempo para hacer de todo”. Si una madre
amamanta, tiene "demasiados tiempos muertos" para aprovechar. Si una
madre trabaja desde casa, "es más sencillo organizarse". No. No
confundamos los términos.
Como madre, pluriempleada, trabajadora fuera y dentro de casa, ama de ésta
y además, persona, puedo asegurar que en mi día de 24 horas no me da tiempo a
hacer ni la mitad de las cosas que mi cabeza planea.
“Será que no te organizas bien”
Pues mira, no.
Y si no, invito a cualquiera a que pruebe a levantarse a las 7.30am,
organice la casa, conteste 20 emails, prepare el desayuno del peque, le dé de
desayunar, limpie el resultado, le quite el pañal (batalla campal), le bañe, le
seque bien, juegue un poco, le vista, se vista también, salga a la calle, de un
paseo, vaya a hacer la compra (previa lista mental y organización de menú
semanal), llegue a casa, duerma al bebé, aproveche ese rato para seguir
trabajando, y si se da bien, comenzar a hacer la comida, recoger y limpiar la
cocina mientras, y algún que otro desastre producido por muchos juguetes
esparcidos por el suelo, terminar de hacer la comida con el peque en brazos,
puede que poner una lavadora, o vaciar el lavavajillas, sacar a pasear a la
perra o cualquier otro recado. Jugar un poco, dar de comer al cachorro, si se
tercia, intentar comer tú, recoger todo, jugar un poco, cambiar el pañal
(batalla campal), perseguirle un rato por la casa para evitar que se tire por
las escaleras, o haga trastadas, o por qué no, hacer trastadas con él.
Prepararle para salir, dar un paseo largo –perra incluída-, dormir al peque,
generalmente al pecho, aprovechar esos momentos para hacer listas de tareas
pendientes, escribir algún email, hacer llamadas, trabajar, o acordarte de esa
maldita persona que te ha dicho que qué bien que tengas tiempo libre para estar
todo el día con tu hijo. Preparar la merienda, aprovechar para hacer cosas,
adelantar comidas (benditos tuppers!) jugar un poco, preparar la cena, organizar
todo el zafarrancho de juguetes, dar de cenar, recoger y limpiar todo (trona,
mesa, suelo, cara, manos, cuerpo entero de niño!) darle la teta y dormirle hasta
que esté profundo. Aprovechar ese rato para cenar, a eso de las 22,30. Coger el
ordenador, por fín tranquilamente, contestar los emails que han surgido, hacer
las cuentas, facturas, y otros temas, revisar las RRSS si te acuerdas, trabajar
en tu negocio, diseñando, editando y comiéndote la cabeza con el HTML, suspirar
por la lentitud del internet, enumerar mentalmente las cosas que tenías que
haber hecho y que te prometes que vas a hacer mañana, como acostarte pronto,
porque hoy ya son las 2 de la mañana. Seguir un poco más, porque ahora es
cuando cunde, sin interrupciones, trabajar, trabajar, trabajar… Despertarte una
hora más tarde con el teclado clavado en la cara, al oir al cachorro
despertarse ligeramente. Cerrar el ordenador, acostarte y soñando muy fuerte
con que mañana durmáis hasta las 10 por lo menos.
Y yo pensando que soy muy floja y muy borde por decir que no tengo tiempo
para ir al gimnasio, a la peluquería, para hacer recados, para hacer aquella tarea pendiente que me propuse hace 6 meses o para ir de casa en casa de visita!!
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