lunes, 14 de marzo de 2016

Cuando te cuestionan hasta el respirar

Texto original extraido de http://www.masalladelrosaoazul.com
Hay días, como hoy, en los que ya no te queda casi ni una gotita de energía para seguir luchando. Luchando por defender tus opiniones, tus creencias, luchando por defender tu derecho a ejercer tu vida con libertad.

Ésta misma semana he leído en algún sitio que ahora no recuerdo, un artículo donde tras una encuesta, habían determinado que el recibir continuamente críticas sobre la crianza se podía considerar violencia. Es decir, al igual que se considera violencia a aquella psicológica en la que se reciben insultos, descalificaciones o amenazas entre otras cosas, se puede considerar todo acto que consiga minar la confianza de una persona. 

Y es que, no sé en otros temas, pero en cuanto a maternidad se refiere, hablando por mi propia experiencia y lo que he visto en las demás madres que me rodean (Grupos de lactancia, de juego y vecinas) parece que existe una carta blanca para recibir todo tipo de críticas desde el momento en que das a luz. (O antes)

Ojo, hay que diferenciar, sabemos que existen las críticas constructivas y las destructivas. Pero hay una delgada, por no decir invisible, linea que separa a unas de otras. Y cuando a familia se refiere, parece que todo vale si nos acogemos al dicho "Donde hay confianza, hay asco".

En mi opinión, y resumiendo un poco lo que recuerdo de aquel artículo: Nadie se libra. Esto no es una queja en nombre de todos los partidarios de la crianza natural, del apego, ni de la lactancia ni de nada. No, esto no es los del A contra los del B, como cuando íbamos al colegio. Esto es violencia gratuita, porque sí. Porque de esto todo el mundo puede opinar aunque no sepa, ya que al fin y al cabo, lo ves a diario y con eso ya vale para que alguien genere una opinión.

Prácticamente se trata de que si una madre dice que su hijo toma biberón se la critica porque lo mejor es dar el pecho. Si una madre da pecho, se critica porque lo mejor es el biberón, y si alguien da mixta, pues se la criticará por indecisa, digo yo. Y así con cada aspecto susceptible a ser debatido sin la intención de que ninguna de las partes ceda.

Habrá a quien esto le parezca exagerado, ya que al fin y al cabo, las críticas en nuestra sociedad están casi normalizadas y parece algo natural. Sin pararnos a pensar en que alguno de estos comentarios, puede caer en un momento poco afortunado en el que una madre, o padre, se sientan dolidos, vean afectada su confianza, su capacidad para discernir e incluso duden de su manera de actuar. Sobretodo si todo esto llega de parte de la familia o de los amigos más cercanos. Aquellos de los que ilusamente esperas mayor apoyo y comprensión. 

Y la mayoría de los días, que te digan que estás malcriando a tu hijo por darle teta cada vez que quiere, que se va a acostumbrar a los brazos, que teniéndole todo el día en la mochila nunca va a querer estar sólo, que nunca vas a sacarle de la cama si siempre duerme contigo, que a este niño le falta un buen cocido (o un mes a base de biberones vas a ver qué gordito se pondría).

La mayoría de los días, todos estos comentarios hasta pueden hacerte gracia, pero hay días, como hoy, días en los que te machacan durante horas repitiéndote una y otra vez que absolutamente todo lo estás haciendo mal, días en los que te cuestionas hasta tus propias creencias, días en los que ya no tienes voz ni fuerzas para seguir defendiéndote. 

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