jueves, 28 de abril de 2016

Balance Post-Parto: 8 meses después

8 meses de embarazo!! 
Ocho meses han pasado desde que me zambullí de pleno en la maternidad. Aunque el viaje en realidad comenzó mucho antes. A día de hoy, no puedo decir que sea la misma que hace año y medio, ni física ni psicológicamente.

Mi embarazo progresó muy lentamente, de hecho, hasta bien avanzados los 6 meses apenas era perceptible y la frase célebre cuando me veía la gente, habiendo salido ya de cuentas era "¿Pero de cuanto estás, de 5 meses?" No fue hasta la última semana cuando el cambio se podía apreciar de verdad, o de eso me quería autoconvencer yo. 

Exceptuando los horribles síntomas del primer trimestre (vómitos, mareos, cansancio, etc..) el resto fue bastante bueno. Hasta el último día estuve activa, danzando de un lado a otro, y moviéndome casi como nunca antes había hecho. Pero poquito a poco las cosas iban cambiando.

Mi cuerpo no ha vuelto a su ser, ni tiene pinta de hacerlo, al menos pronto. Y aunque no me puedo quejar del balance, éstas son algunas de las marcas que la maternidad ha dejado en mí:

A simple vista, lo primero que se puede apreciar son las estrías en toda la zona abdominal. Pese a que me cuidé durante todo el embarazo echándome crema rigurosamente a diario, una semana después de dar a luz, de la noche a la mañana aparecieron a modo de garra varias marcas a cada lado del ombligo y por mucho que también he tratado éstas no ha habido mucha diferencia desde el día que salieron, salvo que ahora, 8 meses después, siguen creciendo y aún apareciendo nuevas.

Además, con la lactancia, el pelo ha perdido todo el brillo del que podía presumir durante el embarazo, quedando empobrecido y con menos gracia que en toda mi vida. No he notado una mayor caída, como sé que muchas madres dicen, pero por mucha hidratación, mascarillas y demás tratamientos que intento, la mayoría de las veces adopta un aire quemado y sin volumen.

Pero donde más cambio he notado ha sido en las caderas. Generalmente uso prendas de cintura baja, por lo que durante el embarazo la tripa no era un obstáculo para seguir utilizando mis pantalones, pero mi sorpresa ha sido cuando, al intentar ponérmelos éste invierno, la prenda no me entraba.

Sobretodo al final del embarazo comencé con dolores de cadera debidos al ligero ensanchamiento que se produce para que el bebé pueda pasar por el canal del parto. Y en éstos últimos dos meses, ese dolor, o muy parecido ha vuelto, pero mi cintura no se ha estrechado. 

Lo que más curioso me ha parecido, es que sigo sin tolerar algunos de los alimentos que más me afectaron durante el primer trimestre. Alimentos que siempre me han encantado y que acostumbraba a tomar cada semana, de la noche a la mañana me producía náuseas sólo de imaginármelos y aunque ahora no llega a ser tanto, el rechazo sigue ahí.

Pero aunque todas estas cosas puedan ser molestas, o estéticamente no es que adore mi vientre precisamente, volvería a pasar por ello una y mil veces más. Algunos de estos cambios serán temporales, y otras cicatrices quedarán permanentes en mi cuerpo, pero si éste es el precio que hay que pagar por la maternidad, que me digan dónde hay que firmar, porque merece totalmente la pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario